martes, 31 de julio de 2012

Día +47: Pasito atrás

Es un pasito pequeño, pero bueno. Ayer, contenta porque tenía permiso, intenté tomarme una tortilla francesa de un huevo. Pues me sentó fatal. No vomité, pero poco le faltó.

Ante la experiencia, para cenar me volví a mis seguros líquidos y me cené un gazpacho que me sentó mucho mejor. No tenía cuerpo como para forzar más la máquina.

Creo que empezaré con cosas más light, como una patata cocida, fruta muy blandita... algo que pueda tolerar mejor. Quizá es pronto para los huevos, todavía. ¡Menos mal que no los pedí el día que salí a comer fuera!

En fin paciencia. De momento sigo de baja, no es plan de volver al curro ahora que estoy cambiando la dieta. Por el momento me tomaré este pasito atrás como una manera de coger carrerilla hacia mi recuperación. ¡Que no sea por falta de optimismo!

lunes, 30 de julio de 2012

Día +46: Siguiente parada

Sí, lo sé, lo sé, este blog parecía más muerto que la conciencia de un político. Pero realmente no tenía nada relevante que contar. Seguía con mis purés, mis potitos y mis cosas. Hasta hoy.

Esta mañana, revisión con el endocrino. Al pesarme, 114,900 Kg. Vamos por 14, lo cual, como dice él, es incluso demasiado para un mes y medio. Pero bueno, ahora estoy perdiendo 500-1000 g. por semana, que es un buen ritmo. Al fin y al cabo, si quería adelgazar en quince días, en vez de en un quirófano debería haberme metido en un tren camino a Lourdes.

Hemos revisado las recomendaciones dietéticas y me han dado permiso oficial para empezar con la dieta blanda. Ahora ya puedo comer tortillas, carne magra muy blandita... De momento sigo sin poder pasarme con la fibra, así que las ensaladas que tan bien me vendrían este verano tendrán que esperar. Pero poder comer algo que se pueda masticar como Dios manda... ¡Qué ganas! Eso sí, de masticar me voy a hartar, porque una de las recomendaciones dietéticas que te dan es que tragues la comida como si la hubieses pasado por la batidora. Pero bueno. el estómago quizá no lo note, pero los dientes... ¡Ya te digo!

Aún no sé cuándo podré volver a trabajar. El endocrino no se ha querido mojar con el tema, me ha dicho que unos dos meses es el tiempo habitual para este tipo de intervenciones, pero que él no puede decidirlo. Vamos, que mañana decida mi médico de cabecera. O su residente. O su sustituto. Que ahora en julio-agosto no sé lo que puedo encontrarme en su consulta.

En fin, mañana os cuento. De momento, sólo digo una cosa. ¡Puedo tomar café! descafeinado, pero, eh, al menos engaño al cerebro. ¡Yuju!

PS: Ah, no os lo perdáis. Al final al endocrino no le han gustado las vitaminas que tomo y me ha mandado una tercera marca. Espero poder encontrarla esta vez. Toco madera.

jueves, 19 de julio de 2012

día +35: Testimonios

Sigo sin novedad, pero para que veáis que no olvido este blog, os dejo un par de testimonios que he encontrado por Internet sobre personas que se han sometido a esta técnica. ¡Para que veáis que no soy sólo yo la que está encantada!
Enlace 1
Enlace 2
Enlace 3 (¡Ay, cómo la comprendo!)


sábado, 14 de julio de 2012

Día +30: Balance del primer mes

Hace exactamente un mes, más o menos a esta hora, me estaban despertando de la intervención. ¡Qué pronto ha pasado el tiempo! Es un buen momento para recapitular y hacer balance de lo que ha sido mi vida en este último mes. 


La verdad es que el postoperatorio está siendo durillo, sobre todo a la hora de comer. Todo el mundo me lo advertía, así que estaba concienciada, pero las cosas son diferentes cuando estás viviéndolas en tus propias carnes.

Para mí la parte más dura han sido la segunda y, sobre todo, la tercera semana. Los primeros días, aparte de las molestias de las heridas quirúrgicas, me encontraba bastante bien, aunque los batidos siempre se me han hecho cuesta arriba. Fue a la hora de introducir, poco a poco, los alimentos cuando empecé a tener problemas de náuseas, de vómitos, de dumping... En esta última semana la cosa ha mejorado bastante, apenas tengo náuseas no he vomitado ninguna vez. ¡Todo es cuestión de mejorar!

Si me preguntan si mi calidad de vida ha mejorado desde la intervención, la respuesta la tengo clara: todavía no. A ver, me siento más ligera, claro (peso 115,400 Kg, he perdido casi 13. en algo se tiene que notar) pero las molestias y la debilidad me han perjudicado bastante.

No me malinterpretéis. Sigo muy animada, y sé que esto es sólo el principio y que todo tiene que mejorar. El primer mes es el peor, y yo ya lo he pasado. Poco a poco me encontraré mejor del estómago, más fuerte y más ligera. Al menos ésa es la idea. Pero esto no es una mejora radical de un día para otro, es algo que hay que tener muy en cuenta.

¿Mi resumen en dos palabras? En proceso. El camino es largo y aún hay mucho que andar. Pero al menos ya estoy terminando de subir la peor cuesta.

viernes, 13 de julio de 2012

Día +29: Una prueba de fuego (Y no por los 40 grados a la sombra)

Mañana hace ya un mes. ¡Es increíble cómo me ha cambiado la vida en este tiempo! Si pienso en todas las cosas que antes daba por sentadas y ahora ni se me ocurre hacer... ¡Y esto es sólo el principio!

Sin embargo, ayer volví a una antigua costumbre que no tengo por qué perder: Salí a comer fuera.

Fui con mis compañeras de trabajo, habíamos quedado para vernos porque algunas de nosotras ya no trabajan en el servicio y no queremos perder el contacto. Yo iba con un poco de miedo, porque el lugar que escogieron era el típico restaurante a pie de playa, que sirve paellas, combinados... pero ni rastro de sopas o purés. Así que me llevé un potito infantil en el bolso, sólo por si no había nada que pudiese comer.

Sí, ya sé que se hace raro andar con los potitos en el bolso, pero... ¡Eh, se supone que esta intervención es para mejorar tu calidad de vida, no para amargarte la existencia! Si me apetece salir con unos amigos, no tengo por qué no hacerlo; sólo hay que adaptarse un poco.

A la hora de ver la carta, me tranquilicé un poco, porque también servían tortillas francesas, perritos calientes... así que decidí lanzarme a la piscina y pedirme un perrito caliente, para masticarlo muuuuucho. ¡Y me sentó de maravilla! Sólo pude con la salchicha y un par de pellizcos de pan, pero no me importó. ¡No pensaba estropear el momento y acabar vomitando sólo por acabarme el pan!

Reconozco que estoy como una cabra y que aún es pronto para empezar a tomar sólidos. Pero eh, si quiero empezar a hacer vida normal, esto es lo que va a ocurrir a partir de ahora. Fui con muuuucho cuidado, masticando cada bocado un montón de veces y tardando todo lo que fue necesario (A partir de ahora, prohibidísimo comer con prisas). Y las compis fueron un cielo, totalmente comprensivas (por eso es sumamente importante, sobretodo en las primeras veces, comer con alguien que sepa por lo que se está pasando. Son mucho más comprensivos y a la vez pueden darte un toque cuando la ansiedad te hace comer muy rápido. Mis compis son así, y mi marido se está ganando el cielo por ello).

Lo más importante, me demostré a mí misma que no tengo por qué cambiar totalmente de vida. Si no salgo a comer fuera,que sea porque no quiero, no porque no puedo. Al fin y al cabo, también tengo derecho a pasármelo bien.

lunes, 9 de julio de 2012

Día +25: Mónica Jones en busca de la vitamina perdida

Peso de hoy: 116'300 Kilos. Llevo perdidos 12. Y aún no llevo un mes. Moooooolaaaaaa.

No sé si recordaréis que estuve en la consulta de la enfermera de Endocrinología la semana pasada, y que me recetó un compuesto multivitamínico. Insistió mucho en que tenía que ser "ese" compuesto concreto, porque era el que tenía todo lo que yo necesitaba.  

La marca concreta se llama Ecevit. La pongo aquí porque si alguien es capaz de encontrarla, al menos en una farmacia de Baleares, por favor que me lo diga. Yo estaba desesperada perdida. En una de las farmacias a las que fui, como acto de desesperación, me compré un multivitamínico sin receta, para ir tomando aportes vitamínicos mientras no encontrara la pastillita de marras. Sé que no es lo que me dijeron, pero pensé: "bueno, menos de lo que necesito es más que nada". 

Hoy el médico de cabecera me ha dado un parte de confirmación de baja y he ido a llevarlo al hospital; y ya que estaba allí, me he escapado a la consulta de la enfermera y la he abordado cuando ha salido de la consulta (sí, igual que las abuelas pesadas de toda la vida). 

Cuando le he contado mi problema, se ha encogido de hombros y me ha dicho "Ah, mujer, da igual, tómate cualquiera, total, mientras tenga vitaminas ya vale". 

Sí, la cara que estáis pensando es la que se me ha quedado. 

Seguiré entonces con "cualquiera". Menos mal que controlo un poco de salud, que si no, ya me vale. Aún estaría dando vueltas por las farmacias más perdidas. Así que, los que queráis pasar por esto, ya sabéis. Las vitaminas son vitaminas, y mientras acaben en nuestro cuerpo, da igual de dónde vengan.

PS: Compis, sé que estáis leyendo esto y partiéndoos el pecho con cada entrada. ¡Un beso a todos vosotros y seguid siendo como sois!

jueves, 5 de julio de 2012

Día +21: Sin dos dedos de frente

Lo de hoy no es que haya sido médicamente relevante, pero como es probable que le ocurra a cualquiera que quiera pasar por este proceso, os lo dejo aquí. Por eso y porque es de juzgado de guardia.

Ayer por la tarde recibí una llamada de teléfono: Debía presentarme a las 9 de la mañana de hoy en el edificio de la mutua con la que trabaja el hospital en el que trabajo, para que los médicos de allí me hicieran una evaluación y vieran si yo realmente debía seguir de baja laboral tras la intervención. 

Pues nada, allá que me voy con todos mis informes y mis pruebas en una carpetita. Iba totalmente tranquila, primero porque la baja laboral no la decido yo, y si mis médicos piensan que aún no puedo cargar pesos ni aguantar un ritmo de trabajo normal, pues por algo será. Y segundo porque ya he tenido que vérmelas con esta mutua un par de veces, aunque siempre por problemas triviales, como torceduras de tobillo y cosas así. Lo único que me escamaba era la premura de la cita, de un día para el otro. Pero bueno. 

Llego allí y me recibe un doctor, muy majo él, que me hace un historial médico completo. Hasta mis abuelos se ha remontado.Pero los informes, ni mirarlos.

No me había fijado al entrar, pero me di cuenta de que el médico también tenía una obesidad importante. Y me di cuenta por las preguntas que me hacía: que cómo está yendo todo, que cuánto he perdido, que qué estoy comiendo ahora, que por qué esta técnica y no el balón gástrico o el bypass completo, que cuánto tiempo estuve en el hospital, que cómo me sentí allí...

No sé si fue su intención, realmente. Pero lo que me parecía era que estaba pensándose el operarse él y estaba valorando a través de mí si valía la pena o no. Lo juro, era la impresión que daba. 

En fin, lo positivo es que dio el visto bueno al pago de la baja médica sin pensárselo mucho. Pero salí de la mutua con la impresión de ser una cobaya, un objeto de estudio. A ver si me entendéis, no es la primera vez que me pasa. Reaccionaron de la misma manera mis primos, mis amigos, la tendera de la esquina... pero de un médico... no sé, esperaba otra cosa. 

Nada, que está visto que en 11 años de carrera, a algunos no les da para desarrollar dos dedos de frente. 

miércoles, 4 de julio de 2012

Día +20: Más agua y menos agujas

Esta mañana ha tocado revisión con el cirujano; ya tocaba, no me había visto desde hacía 17 días, cuando me dio el alta.

Hemos estado repasando mis hábitos desde que salí del hospital, y hemos dado con el motivo de que esté tremendamente débil desde hace dos días; efectivamente estaba comenzando a deshidratarme. Las náuseas y los vómitos del cambio de dieta han reducido mi consumo de agua y mi cuerpo está empezando a quejarse. Pero esta mañana ya me he encontrado mejor, lo he tolerado todo bien y llevo más de un litro de agua bebido hasta ahora (son las cuatro menos diez de la tarde). y la verdad, ya empiezo a sentir más energías. Fíjate tú.

También me ha retirado las inyecciones de heparina que me llevaba poniendo desde que pasé por quirófano, ya que, salvo en lo que a cargar pesos se refiere, estoy haciendo vida prácticamente normal y el riesgo de trombosis a estas alturas es ya muy bajo. No sabéis cómo lo agradecemos mi pobre y amoratado abdomen y yo.

Pero eso no quiere decir que deba relajarme; tengo que seguir llevando una vida lo más activa posible para que el riesgo de trombosis se reduzca a cero. Aunque eso no es problema; mi marido y yo paseamos a nuestro perro al menos una hora al día, y además ahora tengo a un familiar pasando el verano con nosotros. Los que vivís en lugares turísticos ya sabéis qué significa eso: Paseos, excursiones, visitas variadas... vamos, el no parar. 


Eso sí, a todas partes con una botellita de agua. A hidratarse tocan. 



martes, 3 de julio de 2012

Día +19: No estamos locos, que sabemos lo que queremos...

Ayer me tocó evaluación psiquiátrica. Antes de la intervención, me dieron medicación para controlar los brotes de ansiedad que me provocaban los asaltos nocturnos a la nevera, y tocaba revisar el tratamiento, ahora que ni puedo ni me apetece asaltar la nevera...

Mi psiquiatra es todo un personaje. Para empezar, lo ves por la calle y, en lugar de contarle tus penas, le das la cartera y sales corriendo. Es alto, rapado, fuertote y tiene unos rasgos muy rudos... Luego empieza a hablar y es encantador, pero hasta que habla, da miedito.

Empezamos a hablar, sorprendido de que me hubiesen operado ya. Y comentándole mis náuseas, mis vómitos, mi debilidad, mi dificultad para tragar la medicación... Se me queda mirando y me dice algo así como "Pero tú estás animada, ¿no?"

A ver, corazón. He pasado por una intervención quirúrgica, sabiendo lo que iba a ocurrir después, porque tengo confianza en lo que estoy haciendo. Tengo náuseas y vómitos porque estoy en pleno proceso de adaptación a la nueva dieta. Estoy floja porque como menos y porque la semana pasada teníamos aquí 40 grados a la sombra. Y me cuesta tragar medicación porque me habéis dado 6 capsulones para tragar en el desayuno, gamberros.

Yo estoy animada no, animadísima. Tengo confianza en el proceso, aunque sea duro, porque sé que estoy peleando por mi salud. Pero me hace gracia que todos los médicos a los que voy se preocupen por mi ánimo pero luego me sigan recetando capsulas. Al menos, mi psiquiatra lo ha pillado y me ha cambiado dos cápsulas por un comprimido. Algo es algo.