miércoles, 8 de agosto de 2012

Día +55: No pierdo la cabeza porque la llevo pegada al cuerpo

Lo reconozco, soy un despiste con patas. He sido así toda la vida, y ahora que llevo mil cosas en la cabeza, ni os cuento. Tengo una agenda en la que apunto todas las cosas importantes, y sin ella la verdad es que me entraría el pánico. ¿Dicen que hay adictos al móvil? Yo soy agendaadicta. y aún así, a veces meto la pata hasta la cadera. Como hoy.

Me he levantado a las 7 de la mañana, he sacado al perro, me he duchado, etc para llegar a la consulta del neumólogo a las 8:30h. Llego justa, pero llego. Me ve el compañero que está en la puerta del gabinete de neumología que ya me conoce de haberme visto por el hospital taaaantas veces), se me queda mirando y me dice: "Pero tú no tienes consulta hoy, la tienes mañana"

Oh Diox. Saco la agenda a todo correr, busco la cita...Toma ya. Cita con neumología el 9 de agosto a las 8:30. Tócate las narices. No sé para qué porras apunto las cosas si luego ni las miro.

La gran suerte que he tenido es que el paciente que tenía que venir a esa hora ha llegado 25 minutos tarde; eso y que la compañera que tenía que revisarme se ha enrollado un montón y se ha apiadado de mí y de mi mala cabeza, así que me ha pasado la visita.

Lo bueno de todo esto es que, según los resultados de la prueba del fin de semana pasado, ya puedo empezar a reducir la presión en la CPAP; antes la tenía a 9 centímetros de agua y me la van a poner en 6. (Para los no iniciados, es la presión del aire que introduce la máquina en las vías respiratorias para obligar a los pulmones a expandirse y no hacer pausas respiratorias durante el sueño). La compañera no se lo podía ni explicar... hasta que le he contado que desde que empecé a usar la máquina, he perdido 15 kilos y medio (me he pesado hace media hora, justo después de comer. Por cierto, un poco de verdurita a la parrilla. Poca, pero me ha sabido a gloria. Y de momento la retengo. Cruzaré los dedos). Me ha dado el teléfono de la compañía encargada del mantenimiento del aparato, porque si sigo perdiendo peso así, puede que tengan que bajármelo aún más antes de que vuelva a consulta. Espero que me la quiten pronto: ¡Es un auténtico incordio!

Y lo mejor. Aprovechando que salía de la consulta, he aprovechado para llevar el parte de confirmación de baja a Recursos Humanos... el mismo parte de baja que se me ha olvidado en el recibidor de casa al salir. Por mi despiste congénito, he tenido que volver a casa, cogerlo y llevarlo al hospital.

Lo dicho, que suerte que tengo la cabeza pegada al cuerpo.

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