domingo, 23 de septiembre de 2012

Día +100: Ommmmmm...

Cien días, qué número más redondito, ¿verdad? Se merecía una entrada, aunque no tuviese mucho que contar.

Una de las cosas que he tenido que aprender a la fuerza es a tomarme la vida con más calma. Lo reconozco, soy una persona tremendamente nerviosa, y respondo bastante mal ante el estrés. No es una buena combinación. Y dos semanas antes de la intervención, mi estrés estaba en niveles alarmantes; tanto, que decidí tomarme mi primera quincena de vacaciones antes de operarme, para relajarme un poco y enfocar la que se me venía encima con un poco de paz de espíritu.

Ahora que ya casi he vuelto a mi vida de antes, no quiero que me pase lo mismo. Primero, porque soy la típica comedora compulsiva, que en momentos de ansiedad ataca la nevera, y no me lo puedo permitir. Y segundo, y más importante, creo yo, porque no vale la pena. Mi trabajo es estresante, sí. Mis compañeros a veces tampoco ayudan (Y sé que leéis esto. Pero a ver quién de vosotros me niega que a veces hay para matarnos). Y mi personalidad es la guinda del pastel. Pero el llegar a casa a las diez de la noche y no poder dormir hasta las tres de la mañana se tiene que terminar.

Así que durante estos tres meses, incluso esta misma semana, estoy aprendiendo y poniendo en práctica técnicas de control del estrés. Ya hice un cursillo allá por marzo, pero no me convenció mucho el enfoque que le daban; todo era control de la energía, apertura de chakras y todas esas cosas en las que yo no creo, quizá porque no acabo de entenderlas. Ahora estoy haciendo otro que me está gustando bastante más, lo imparte un psicólogo y su ideología es más tradicional, más cercana a la mía, supongo. Y además es fácil de poner en práctica. Sus "deberes" para la próxima clase consisten en buscar una actividad placentera (No, el sexo no vale, fue lo primero que preguntamos) y repetirla varias veces, para interiorizarla bien y poder evocarla en momentos de tensión.

Quizá eso no me ayude en medio de una parada cardíaca, pero seguro que me sirve cuando algún compañero tenga el día tonto. Al menos tendré que probarlo.

Y ahora, con vuestro permiso, voy a darme un baño calentito, con sus sales de baño, sus aceites esenciales y con mi chico dispuesto a hacerme un buen masaje después. Los deberes son los deberes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario