sábado, 8 de diciembre de 2012

Día +176: Promocionando.

Trabajando donde trabajo, lo normal es que encuentre a más de una persona que se somete a una cirugía bariátrica. De hecho, hacemos como mínimo una de estas cirugías por semana. Generalmente trato con estos pacientes un par de horas y luego les pierdo la pista. Pero esta semana no. He estado toda la semana asignada a la unidad del dolor agudo y, durante una parte del turno, iba por el hospital a valorar a los pacientes que tenían bombas de analgésicos. Y como en casi todos los casos, a las cirugías bariátricas se les ponen infusiones de morfina, he podido seguirlas.

El lunes se le hizo un sleeve a una paciente, y yo llevé su postoperatorio. Y durante el resto de la semana, hasta ayer que se le dio de alta, fui a verla cada día. Claro, acabó surgiendo el tema de que yo había pasado por ello, no es ningún secreto. Y como es normal, acabamos hablando de lo que estaba experimentando y lo que iba a experimentar. Terminé pasándole la dirección de este humilde blog, así que no me extrañaría que acabase leyendo esta entrada. Espero que no te importe. Y si tienes alguna duda, sugerencia o crítica, ya sabes dónde estoy.

Sé de buena tinta que hay personas que leen esto mientras esperan su propia intervención, y otras que se han operado más tarde que yo y que también lo leen para hacerse una idea de qué les espera. Y aunque a todos les advierto que cada intervención tiene una historia diferente y que ésta es simplemente mi historia, me alegro de poder ayudar a alguien a encarar de la mejor forma posible su propia experiencia. Al fin y al cabo, ésa es la idea de este espacio.

PS: Esta entrada es para Rosa (No se llama así, pero ella sabe quién es), que está afrontando una nueva etapa en su vida, y para Mari Carmen (Tampoco se llama así, pero también se va a dar por aludida), que está a punto de vivir su propia vida tras una manga gástrica. ¡¡Ánimo a las dos!!

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