sábado, 22 de diciembre de 2012

Día +190: Llegó el coco

Mi madre, en paz descanse, decía que en España, la Navidad empieza el 22 de diciembre. Supongo que era porque se gastaba la de Dios en lotería de Navidad. Pero me quedó grabado, supongo, porque en casa el espíritu navideño siempre entraba a estas alturas.

Ay, las Navidades, la pesadilla de cualquier ser humano a dieta. La verdad es que este año les tengo un poco más de temor que de costumbre, pero como llevo haciendo ya seis meses, creo que organizándome lo puedo conseguir. Veamos.

Por Nochebuena, este año toca cenar en casa de mi hermana. Ahí, en teoría, no influyo sobre el menú y se lo dejo a mi cuñado, que es el que va a cocinar. En teoría, porque el pobre está preocupadísimo porque quiere hacer algo que me siente bien y no me haga picadillo el estómago. Ya le he explicado que puedo comer prácticamente de todo, que lo más que va a pasar es que me dejaré comida en el plato, pero aún así va con tiento. Aún no sé si comeremos lechona o caldereta de marisco. Cualquiera de las dos opciones me va bien, pero debo ir con la idea de no pasarme con las raciones. Se ha de comer lo que se puede, y punto.

Los que vayáis a cenar en familia, supongo que tendréis un problema similar. Las claves para triunfar en estas cenas son dos: La primera y más importante, saber hasta dónde puedes llegar, y ser firme para no pasar de ahí. Y la segunda, concienciar a tus compañeros de mesa. Una abuela que te meta la comida en la boca al ritmo de "Venga hija, si no has comido nada, te vas a quedar en los huesos" puede ser tu peor enemigo. ¡A no ser que convenzas a la abuela de que de eso mismo se trata, de quedarse en los huesos!

Para Navidad y San Esteban (el 26 de diciembre, en Mallorca es festivo) mi menú es muy tradicional: Sopa rellena de Navidad para el día 25, canelones para el 26. Aquí, de nuevo, me repito: moderación. Si sólo puedes tomarte una tacita de sopa o dos canelones, paciencia. Tienes toda la vida para disfrutar de esas comidas.

Para Nochevieja, el menú también es tradicional, pero en otro aspecto. Cuando era cría, un año mi padre se hartó de que mi madre se pasara estas fechas en la cocina e impuso una cena de pan y cosas. Pero eh, que es Navidad: Las cosas son salmón ahumado, caviar, jamón ibérico... esas cosas que no comes el resto del año por prohibitivas. Y como de la cena de Nochevieja me encargo yo, eso es lo que voy a hacer. Si os soy sincera, es la cena que me da más aprensión, porque me es mucho más fácil comer muchas cosas pequeñas que una grande, supongo que porque no controlo el volumen que ya me he comido. Pero sé que puedo hacerlo. ¡Aunque sea por la tacañería de no querer vomitar cosas tan caras!

En mi familia aún no hay niños pequeños, así que el día de Reyes será un día normal. A lo mejor cae un roscón, pero sólo me comeré un cachito. ¡A lo mejor tengo suerte y me cae la figura!

Bueno, esos son mis planes. Si lo consigo o no, ya os lo contaré. Ah, y un consejo: Aparcad la báscula hasta el 7 de enero. Si os obsesionáis con el peso en estas fiestas os las amargaréis. Pensad que, por suerte o por desgracia, sólo es Navidad una vez al año.

2 comentarios:

  1. Lo peor de estas fechas son los canapés. Te comes uno de cada y ya acabas llena. Eso me pasó a mi en nochebuena, pero es que en mi casa se cocina para 10 y somos 5. Que si marisco, embutido, saladitos, tostas...una pasada. Al final llegué al cordero para darle una pinchada, y acabé comiéndomelo al día siguiente.

    Lo peor es que en mi casa cocino yo. Y me piden de todo. Que si haz sopa de almendras, pan casero (hice tortas de aceite para acompañar el cordero) que si luego en reyes tienes que hacer roscones (4 roscones hago este año)... a mi me cuesta mucho no estar con el pruebe pruebe a ver si las cosas me están quedando buenas.

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  2. ¡Jajajajaja síiii, los canapés tienen más peligro que una caja de bombas!
    No sé cómo será tu familia, pero la mía lo tiene muy claro: El que cocina decide el menú. ¡No estamos todo el día en la cocina para hacer algo que no nos apetece! Y lo del pruebe pruebe... chica, si quieres ser buen cocinero es inevitable. A mí me pasó con los canelones de ayer... y al final no comí casi nada. ¡Paciencia, me los comí para cenar!

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