miércoles, 7 de noviembre de 2012

Día +145: Aire puro



Habréis notado que cada vez actualizo el blog con menos frecuencia. No es por dejadez, es sólo que, al hacer vida normal, no me masa casi nada relevante. La idea es que al final, lo actualice muy de vez en cuando, sólo cuando ocurra algo significativo. Como hoy.

Llevo ya más de un mes en que apenas tolero la CPAP, la máquina que impide que deje de respirar por las noches. La presión del aire es demasiado alta y no me deja soltar el aire. Imaginad que tuvieseis que dormir enchufados a un ventilador a toda potencia... pues así me sentía yo. Al cabo de un rato de intentar dormir sin conseguirlo, me la tenía que quitar.

Hoy he ido al neumólogo a contarle todo eso. Viendo que ya ronco bastante menos (O eso dice mi chico), que me despierto bastante más despejada por la mañana (bueno, hoy no, pero es porque últimamente mi perro ha decidido que las noches son para jugar, no para dormir) y que ya he perdido 24 kilitos, y los que me quedan (Por cierto, peso de hoy: 104,200 Kg), ha decidido retirarme la máquina.

¡¡Yuju!! Entiendo que era por mi bien, y al principio reconozco que se notaba la diferencia cuando la llevaba. Pero siempre he detestado ese maldito cacharro; hasta que te acostumbras, es bastante incómodo. Y últimamente, era más un incordio que otra cosa.

Lo que me ha hecho más ilusión es lo que me ha dicho el neumólogo al salir. Se ve que han hecho un estudio conjunto sobre pacientes obesos que acaban necesitando CPAP. Por lo visto, el porcentaje de personas a los que se les consigue retirar el aparato es muy escaso. Yo estoy en esa minoría. Y la verdad, qué bien sienta oírlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario