jueves, 5 de julio de 2012

Día +21: Sin dos dedos de frente

Lo de hoy no es que haya sido médicamente relevante, pero como es probable que le ocurra a cualquiera que quiera pasar por este proceso, os lo dejo aquí. Por eso y porque es de juzgado de guardia.

Ayer por la tarde recibí una llamada de teléfono: Debía presentarme a las 9 de la mañana de hoy en el edificio de la mutua con la que trabaja el hospital en el que trabajo, para que los médicos de allí me hicieran una evaluación y vieran si yo realmente debía seguir de baja laboral tras la intervención. 

Pues nada, allá que me voy con todos mis informes y mis pruebas en una carpetita. Iba totalmente tranquila, primero porque la baja laboral no la decido yo, y si mis médicos piensan que aún no puedo cargar pesos ni aguantar un ritmo de trabajo normal, pues por algo será. Y segundo porque ya he tenido que vérmelas con esta mutua un par de veces, aunque siempre por problemas triviales, como torceduras de tobillo y cosas así. Lo único que me escamaba era la premura de la cita, de un día para el otro. Pero bueno. 

Llego allí y me recibe un doctor, muy majo él, que me hace un historial médico completo. Hasta mis abuelos se ha remontado.Pero los informes, ni mirarlos.

No me había fijado al entrar, pero me di cuenta de que el médico también tenía una obesidad importante. Y me di cuenta por las preguntas que me hacía: que cómo está yendo todo, que cuánto he perdido, que qué estoy comiendo ahora, que por qué esta técnica y no el balón gástrico o el bypass completo, que cuánto tiempo estuve en el hospital, que cómo me sentí allí...

No sé si fue su intención, realmente. Pero lo que me parecía era que estaba pensándose el operarse él y estaba valorando a través de mí si valía la pena o no. Lo juro, era la impresión que daba. 

En fin, lo positivo es que dio el visto bueno al pago de la baja médica sin pensárselo mucho. Pero salí de la mutua con la impresión de ser una cobaya, un objeto de estudio. A ver si me entendéis, no es la primera vez que me pasa. Reaccionaron de la misma manera mis primos, mis amigos, la tendera de la esquina... pero de un médico... no sé, esperaba otra cosa. 

Nada, que está visto que en 11 años de carrera, a algunos no les da para desarrollar dos dedos de frente. 

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